Ser mamá, tener amor, amigas y no morir en el intento

¡Qué difícil es escribir sobre el amor! Cada persona lo percibe en su estilo, en su forma y tamaño, pero a todos nos ha hecho sentir mariposas en el estómago alguna vez en la vida.

Sin duda mi etapa favorita es la del enamoramiento, pero es tan triste que dure tan pocos años. Es muy fácil reconocer esos sentimientos de añorarlo por las noches, fundirte en un abrazo, recibir flores sin motivo, dedicarse una canción ¡Qué bonito!

Ayer pensaba en los novios de las bodas cuando se dicen sus votos: que se van a cuidar, que pensarán antes de pelear, que juntos en la salud y la pobreza… muchas cosas románticas que nos decimos cuando estamos enamoradas, y lo que están sentados en las sillas sabemos que «esas» palabras en ese momento suelen ser ciertas pero con el paso del tiempo las promesas se enfrían o cambian ¿Verdad que sí?

El amor maduro llega si es que se sobrepasan tantas y tantas cosas en la relación, muchas buenas, algunas malas y otras peores, pero ¿no es en eso en lo que quedamos cuando decidimos estar juntos? Es difícil poder sopesar cuando debemos irnos o quedarnos en una relación, recuerdo que mi papá me decía que en la casa (de ellos) íbamos a tener nuestra propia recámara siempre disponible, para que no tuviéramos que aguantar a cualquier ‘cabrón’ que nos ‘madreara’, «eso era lo que no debíamos permitir como esposas», y allí están esas habitaciones aún, esperando que solo lleguemos de visita.

Y a esto, ¿dónde quedan las amigas cuando estamos enamoradas? Esas con las que reíste, lloraste, fumaste y hasta te emborrachaste. Ahí están, también haciendo sus vidas y formando una familia, y cuando se puede es padrísimo coincidir y hablar como si nada hubiera pasado, eso es lo bonito de la amistad que hecha raíces, ¿y como no? También hacer un espacio en tu vida a las nuevas mujeres que conoces, las mamás de los amiguitos del colegio de tus hijos con las cual seguro también tienes muchas cosas en común ¡Comparte con ellas!

Las mamás de esta generación lo queremos todo… aunque a veces no se puede… pero no tenemos que tener todo para ser feliz. En lo persona trato de sacar mis cosas día con día, tener un rato de esparcimiento con mis hijos, otro poco de mi tiempo para platicar con mi esposo, otro poco para lo laboral, para mis amigos y familia pero sobre todo tener un poquito de tiempo para mí.

No dudes en consentirte, en dedicarte unas horas para tu disfrute con una película, hacerte una manicura en el salón y probar un nuevo corte de pelo. Preocúpate por consentir a tu niña interior y dale todo el amor y la amistad a esa persona que te pone de pie y te empuja a ser una mejor persona: ¡la mujer frente al espejo!

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