Tú, yo, todas las mamás del mundo aplicamos con esta frase, y es que es la realidad, cada día que pasa nos damos cuenta que este es el mejor papel que nos ha tocado representar en nuestras vidas. Ser madre es una bendición que debemos agradecer y como tal cuidar.

Tengo nueve años de experiencia como mamá, mi hijo me ha enseñado cosas que antes no entendía, el típico correr frente al vómito del bebé, cuando antes ni en mis peores pesadillas lo hubiera hecho; o el perderle el asco a los pañales sucios y por el contrario convertirme en cuasi patóloga valorando de esa forma si el niño estaba enfermo o no. Hacemos cosas que nunca imaginaríamos y todo por nuestra familia.

Soy en este momento la mujer a cargo de la educación de mis hijos, a mi niño de 9 años tengo que enseñarle sobre la vida, sobre la familia, sobre el respetar a las mujeres, sobre la falsedad del machismo, sobre la importancia del varón para levantar a su propia familia, sobre el respeto a sus padres, sobre el amor a los hijos.

A mi hija de cinco años sobre lo mismo que su hermano y más, que el que le guste el color rosa no la hace menos inteligente, que el vestirse de princesa es parte de la diversión, que criar hijos es una de las tareas más importantes del ser humano, que la empatía por las personas y por su entorno se aprende desde la casa, que el estar junto al hombre y no detrás hace más sólidos sus cimientos, que respete, se respete y no se deje humillar por nadie; a ser fuerte y luchar hoy contra la oscuridad de su clóset y mañana contra el mundo laboral.

En realidad, todo lo que le puedo enseñar a mis hijos es por partida doble, lo mismo para ambos porque para los dos quiero la más grande felicidad siendo ellos personas de bien.

La pregunta del millón es ¿cómo lo logro?, empezando conmigo, con mi ejemplo, haciendo todo lo bueno que ellos puedan aprender, realizando junto a ellos los deberes escolares, rutinas del hogar, actividades que nutran el alma y la fe.

Los niños aprenden con la imitación de sus adultos más cercanos, así sea lo malo si crecen rodeados de ese ambiente o lo bueno que los hará mejores personas mayores. ¿Qué es lo que deseas para tu hijo? ¡Comienza por ti!

Soy princesa siendo yo, apoyando a mi familia en el día a día, siendo el soporte en sus momentos de tristeza, dura cuando es necesario y haciendo cosquillas cuando la sonrisa tarda en llegar. Los resultados de tu buen trabajo llegan pronto, seguro lo notas en los pequeños detalles cuando después de tanto batallar van a cepillarse los dientes solos o realizan sus oraciones antes de dormir.

Foto vía

Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.

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