Es una frase que he escuchado en muchas ocasiones en las pláticas entre amigas que son madres. La queja surge cuando es la abuela materna la que apoya en la crianza de los nietos, ya que por diferentes razones la madre no lo puede cuidar, especialmente por el trabajo.

Entonces la madre se ve en la siguiente situación:

“Cuando regreso de trabajar muy cansada paso por mis hijos a casa de mi mamá que es la que me apoya para ir por el mayor a la escuela, y cuida a la menor que todavía no asiste. Llego a su casa, saludo a mi madre, a veces como en su casa y cuando tenemos que irnos a nuestra propia casa los niños ya no me hacen caso, tiene que ser mi madre la que de las órdenes porque he perdido mi imagen de autoridad frente a ellos.

Si los reprendo mi mamá sale en su defensa consintiéndolos y diciéndome que no los regañe así porque están pequeños, quedo como una tonta frente a mis hijos y mi mamá no entiende que soy yo la que tiene que formarlos en autoridad. Me enojo con ella aunque sé que me ayuda mucho al cuidar a mis hijos. No sé qué hacer.

Quisiera encontrar la forma correcta de decirle a mi mamá que respete mi lugar como mamá sin que se sienta triste, para que mis hijos no corran con ella al momento que yo doy una orden”.

Mi amiga es una mujer trabajadora que tiene un turno de 9 a 6 de la tarde, pasa poco tiempo con sus hijos y son sus padres la que la apoyan, su esposo trabaja jornadas completas y apoya con el gasto familiar. Es una buena persona y buena madre.

Casos como este abundan en nuestra sociedad, en que los abuelos maternos apoyan siempre con cariño a la hija pero a la vez adoptan una autoridad frente a los nietos tratándolos como sus hijos con la dosis amorosa que como abuelo conlleva, es decir nada de regaños y mucho de consentimiento, ¿verdad que te ha pasado?

Cuando mi hijo mayor tenía como tres años y los regaños comenzaron a aparecer, casi no podía hacerlo frente a mi madre. Cuando yo reprendía me salía contraproducente porque enseguida escuchaba un “Ay Any, no lo regañes así…”  esa frase frente a mi hijo, quien mejor se iba con la abuela “buena gente” que con la “mamá regañona”, yo le respondía “¡Pero mami, si tu nos regañabas más fuerte a mis hermanos y a mí!”, y mi mamá respondía con su frase matadora “Sí pero eran otros tiempos, yo no sabía que esos regaños eran malos” y que como yo leo mas sobre maternidad entonces mejor buscara otra forma de regañar.

Para ese momento mi hijo ya estaba cargado en brazos de la abuela quien mejor se lo llevaba a otra parte, así sucedieron varias veces, y yo en la novatada y en que no quería contrariar a mi mamá dejé que pasara, hasta que leí que debía retomar mi lugar como mamá y que ella tenía que respetar mi autoridad, que aunque ella era mi madre yo era la responsable de la crianza de ese niño. Así que la siguiente ocasión en que quiso coartar mi autoridad se lo dije, lo entendió y no volvió a contradecirme, al menos frente mis hijos.

Las abuelas toman atribuciones incorrectas por ayudar

Hoy, algunos años después vi que lo hizo con mi hermana y su niña, y mi hermana también tuvo que decirle lo mismo: “¡mami deja que regañe a la niña, me quitas autoridad!”, eso mientras la pequeña salía corriendo a los brazos de la abuela “alcahueta” y mi hermana hacía corajes. 

Me pregunto si seré alguna vez una abuela así… Creo que como madres siempre intentamos darle a nuestros hijos lo mejor en crianza y valores, mientras que las abuelas como ya están más relajadas en ese tema se dedican solo a cuidar, proteger y consentir a sus nietos, que es la extensión de lo que ellas más quieren: sus hijos, y entonces, ¿cómo no protegerlos de sus mamás que los regañan si rayan la pared con crayolas o si tiran el cereal sobre la alfombra costosísima?

Intentemos entender a nuestras mamás, aman en dosis extras a nuestros hijos, tanto que los malcrían sin darse cuenta que les ocasionan daños en el carácter. Hablemos con ellas sobre la importancia que tiene para nosotras el educar correctamente a los chicos y que entiendan que es mamá la que manda aquí y en China. 

Insiste en ello las veces que sea necesario, seguramente lograrás que tu madre acepte tu solicitud y con ello una mejor relación familiar donde persista la armonía.

Foto: Flickr/susivinh

Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.

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