Soy madre de un niño de seis años y una niña de tres. Cuando el mayor nació fue un evento maravilloso para toda nuestra familia: fue un niño muy deseado. Con su crecimiento experimenté sus necesidades de alta demanda, hecho que también complicaba que recibiera ayuda para cargarlo en brazos aunque fuera solo para que pudiera ir al baño o simplemente descansar.
Yo debía tener la total atención hacia mi hijo; conforme creció, empezó su independencia, sin quitarle un ojo a mamá. Papá también formó parte de su círculo especial, pero era obvio que la preferencia de su amor estaba en los brazos y cariños de su madre.
Con solo dos años y nueve meses llegó a nuestras vidas su hermanita, una preciosa pequeñita con casi cuatro kilos de peso que solo quería estar pegada a la teta. Cuando papá la vio a los pocos minutos de nacida, preguntó por qué se veía así; aún pienso cómo se vería él tras pasar por el canal de parto y estar 9 meses dentro del agua. Él todavía no se imaginaba que esa pequeña le robaría el corazón para siempre.
Así, los hermanos crecieron a la par y manifestaron tanto sus preferencias como diferencias.
Tipos diferentes de amor
El mayor, con el gran apego a mamá. Le cuenta a ella sus secretos, hace bellas cartas de amor y dibujos de corazones. Es tanto su cariño que a veces no sabe cómo expresarlo, pero a los oídos de una madre las palabras sobran. Tenemos un poder especial para reconocer el amor de nuestros hijos.
La chiquita se ha convertido en una verdadera campanita, es de esas niñas que baila ballet sin haber tomado una clase, tiene una colección de vestidos de princesa, le gusta ponerse brillo en los labios, los peinados bonitos y zapatos rosas. Tiene un gran amor y no lo esconde.
Ella dice que se va a casar con su papá; justo anoche me decía: “Mami, ¿por qué no soy la esposa de papá?”. Es ahí donde mamá tiene que explicar cuál es el papel de cada una, pero que papá no va a dejar de quererla porque ella es especial, y que nosotros, su familia, somos lo más importante para él. Sin importar si entiende a la perfección o solo me escucha, es importante mencionárselo para que no se creen confusiones en su cabecita.
Dicen las abuelas que las niñas son de papá y los niños de mamá, ¿estás de acuerdo?
Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.
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Foto: Cortesía Disney Babble