Una de las cosas que más me gusta de la escuela de mis hijos es su permanente campaña de reciclaje. Año con año motivan a los niños a conocer la importancia de esta práctica, el bien que le hace a la naturaleza, nuestro entorno y a todos los que vivimos en este planeta.

Una de estos eventos importantes que hacen las autoridades escolares, es un concurso donde los pequeños tienen que recolectar botellas de plástico, el grupo de la escuela que más kilos logre reunir se gana un paseo a un parque infantil en donde los niños se divierten de manera especial y ese día no tiene clase ¡Para los niños esto es una fiesta con un gran postre!

Parte importante de este concurso es que las botellas estén limpias o lavadas, que traigan su taparrosca y que estén aplastadas para comprimir su espacio. Los niños las van juntando una a una de lo que se usa en su propia casa, con las abuelas y otros familiares, y hasta con los vecinos, logrando así juntar muchas bolsas llenas de este recipiente, y que con el trabajo en equipo de los compañeros de su salón se hacen muchos kilos de la recolección de plásticos.

La campaña de reciclaje concluye al mes de lanzada la convocatoria, el último día de la participación la escuela se vuelve una centro de acopio porque las mamás y los niños se ponen la pilas para poder ganar, son miles los kilos de plástico que se logran recolectar y es difícil elegir a un solo salón ganador debido al gran trabajo en equipo que todos realizaron durante esos 30 días.

El sitio final de los kilos de plástico es un centro de recolección y tratamiento de plásticos de mi ciudad. Allí ayudan a la renovación de este material y su posterior reciclaje, para que en un futuro no muy lejano podemos volver a usarlo seguramente en otro producto de nuestra vida diaria como las botellas para agua.

Todos los años participamos de manera activa en esta campaña, las botellas que logramos juntar las dividimos en dos partes, una para mi Princesa y otra para mi Padawan, para que la justa sea equivalente y ambos tengan la oportunidad de ganar.

Lo mejor de todo esto es la enseñanza que les otorgan y como los peques de manera directa aprenden sobre el reciclaje y la repercusión que tiene este programa para nuestro planeta. Es por eso que valoro el trabajo de Epurita quiénes han reducido el peso de su botella por lo que hoy es más amigable con el medio ambiente.

Y si esto no fuera mucho, también apoya a comunidades del país en pobreza extrema canjeando residuos de plástico por productos de la canasta básica. ¡A favor de enseñarle esto a los niños del mundo!

Foto Disney Babble