Es cierto, cuando tienes a tu amado bebé ya en casa, comienzan los desvelos para darle de comer, cambiarle el pañal o incluso para vigilar su sueño, que es lo que nos pasa a las mamás primerizas durante las semana uno. Pero no pasan ni cinco días y ya tenemos las ojeras que llegan hasta el piso por estar pendientes del bebé 24 x 7.
Esa es la realidad de la mayoría, y digo así porque la mía inició mucho antes, porque cuando el volumen de mi panza comenzó a crecer tuve que dejar de dormir boca abajo, como acostumbro desde que tengo memoria. Esa posición es la única que me acomoda para poder descansar y encaminarme hacia el sueño profundo ¿te pasa igual?
Los primeros tres meses la panza luce igual, no parece que crezca nada, el primer indicio es que sientes que el vientre se está poniendo duro, es lo único que te indica que un pequeño bebé se está formando, pero el pediatra te dice “¡Aprovecha, duerme como te gusta!”.
¿Cómo que todos coinciden con este tema de la dormida, no?, bueno es la realidad, los primeros tres meses son los últimos que volverás a dormir a tu gusto durante el siguiente año.
Cuando por fin se bota la pancita como dicen las abuelitas, es entre la semana 16 y 20, sobre todo en las madres de primera vez, quienes tienen los músculos del estómago más tensos. Adiós cinturita y bienvenida la redondez del embarazo y claro adiós a dormir boca abajo.
Llega, el segundo trimestre y con él, el reanimo del cuerpo, atrás quedaron los vómitos y náuseas de los primeros meses, se siente fácil el proceso. Bienvenida la ropa de embarazada, ahora si a disfrutar, y la verdad es que dormir suele ser cómodo, no cualquier postura, pero sí con la comodidad de no tener una panza que pese tanto.
Ahí vamos batallando con el estómago creciendo, y llegamos a la semana 33, haciendo nuestra entrada triunfal al tercer trimestre, donde nos sentimos como Buda, todo el mundo nos quiere acariciar la pancita mientras pensamos “¿por qué quieren hacerlo?”.
Ya el dormir se vuelve un desastre, te tienes que rodear de almohadas y casi hacerlo sentada porque si duermes acostada no puedes respirar por la opresión, si duermes de lado izquierdo o derecho el tener que girarte es trabajo casi de una grúa, todo un show.
Cuando nace tu bebé acompañado de toda la felicidad que rodea el nacimiento de tu pequeño, regresa ese placer único y extraordinario que es acostarte boca abajo. Recuerdo que lo hice como a los tres días de estar en casa con el bebé, aún con faja y el bebé dormido a medio día. Me puse frente a la cama y me dejé caer como si me recibiera una nube.
Sé que solo las que ya han sido madres compartirán conmigo este fabuloso momento, que si bien es algo de todos los días, el poder retomarlo es un premio a nuestra paciencia.
Dormir cómodamente es el derecho de todos, excepto cuando estás embarazada.
Foto: vía
Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.
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