Es el temor de la mayoría de los padres cuando los hijos crecen. Captarnos en el acto se traduce a una de las situaciones más vergonzosas que como papás no sabríamos que responder.

Y contaré una historia…

Como dice el comercial “de la prima de una amiga”. Pues resulta que esa niña y su hermana menor, una noche se despertaron con mucho frío y no se les ocurrió otra cosa que ir a la habitación de sus papás para pedirles un edredón en vez de sábana para la cama.

Las pequeñas no pasaban de los seis y de los dos años, y entre la oscuridad de la casa en la madrugada llegaron a la habitación de sus padres… ¡y que los encontraron en la faena! ¡Aún lo recuerdo claramente! Digo, cof… cof… aún la prima de mi amiga tiene el recuerdo imborrable en su memoria.

Pues la niña mayor se quedó en shock, un poco paralizada viendo lo incomprensible. ¿Qué hacía su mamá haciendo que con su papá, tan extraño el asunto a esas horas de la noche?… ¡Y sin ropa!

Lo primero fue el sentimiento de creer que había visto algo malo, lo que hizo inmediatamente fue salir de la habitación mientras que la menor quedó allí dentro, olvidada o viendo quizá también con extrañeza la situación, pero bueno, con solo dos años no creo que tuviera mucha idea de lo que estaba pasando.

La historia termina muy parca, la mamá salió con la hermana menor de la habitación y le preguntó a la mayor “¿Para qué se levantaron?”, con un tono más molesto que apenado, “Es que teníamos frío y queríamos taparnos”, respondió.

Acto seguido la mamá buscó una colcha gruesa, tapó a las niñas y se retiró a dormir… o a continuar lo que estaba haciendo. Y así, 30 años después, o es un tema que la mamá no recuerda o de plano prefiere no platicar, ahí se acabó el punto, sin ninguna explicación sobre el hecho.

Y como digo, 30 años después no estoy traumada ni mucho menos, pero pienso que si me hubieran explicado que estaba pasando quizá hoy ni me acordaría, porque fue bastante bochornoso, en realidad a nadie nos gusta pensar que nuestros padres tuvieron sexo porque nosotras nacimos casi por obra del Espíritu Santo ¡ja!

¿Pero qué hacer si tu hijo te ve teniendo sexo?

  1. Calma. Hay que dejar inmediatamente el numerito y actuar lo más natural posible hacia el niño o niña y preguntarle qué necesita.
  2. Vístete. Ponte tu ropa y sal con el niño de tu habitación. Pregúntale que necesita, si tiene sed, hambre o tenía pesadillas, saber que fue lo que quería al ir a tu cuarto.
  3. Atiéndelo. Recuéstalo en su cama, abrígalo, revisa el aire de la habitación, llévalo al baño, lo que sea lo normal con mucha tranquilidad de tu parte, hacer un poco como “no pasa nada”.
  4. Si pregunta responde. Checa varias situaciones, quizá no vio nada porque estaba muy dormido cuando apareció frente a ustedes. Si te pregunta que estabas haciendo con papá puedes responderle que “estaban jugando”, “es la forma en que los adultos nos demostramos cariño: con besos, abrazos y caricias”, “Papá y yo nos queremos y nos lo demostramos cuando estamos solos”, frases como estas ayudan a los niños a recuperar su tranquilidad porque entiende que sus papás se quieren y así lo manifiestan. Si te insiste con algo como “pero parecía que mi papá te estaba haciendo daño porque vi que…” insiste con que es la forma en que los adultos se manifiestan su amor y que no tiene nada que temer. Quédate con él mientras se vuelve a dormir y da por terminado el asunto.
  5. Cierra la puerta con seguro. No está demás la indicación. Antes de ponerse románticos verifica que los niños estén dormidos o busca otra zona de la casa para prodigarse besos. La idea es pasarla bien con la seguridad de no tener testigos de sus caricias.

¿Ya pasaste por esta situación? ¿Cómo le explicaste?

Foto: Flick/Nwardez

Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.

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