Cuando somos papás tendemos a presumir los logros de nuestros hijos, y no digo presumir en un sentido pretencioso, sino más bien en mostrar al mundo lo orgullosos que nos sentimos de los avances de nuestros pequeños. Por ejemplo: que si ya levanta la cabeza a la semana de nacido, que si comenzó a gatear a los cinco meses y a caminar a los nueve, y es que nuestro chiquito es tan ‘único y maravilloso’ que nos sentimos como una mamá pavorreal.
Así según crecen vemos que dicen “papá” entre su balbuceos, agarran la cucharita para comer, no lloran para ir al kinder mientras los demás hacen un drama, sacan excelentes calificaciones y así los logros van cambiando según la edad de crecimiento, vaya, que estamos logrando ‘hijos perfectos’, ¿pero de verdad lo son?
Cuando mi hijo era un bebé tenía una conocida que también tenía un bebé de la misma edad con días de diferencia. En cada anécdota que platicábamos como mamás decía: “mi hijo fulanito ya gatea, ¿y el tuyo?”, “mi hijo comió manzana en su primer día de ablactación, ¿y el tuyo?”, y así cosas sencillas comparando a su bebé con el mío.
Era de inicio complicado para mi verla a ella como la ‘súper mamá’ y a su niño como ‘el súper bebé’ ¡todo lo hacían perfecto! Con el tiempo coincidimos menos y dejamos de platicar del crecimiento de nuestros hijos, pero siempre me quedé con esa idea de competencia planteada por ella, porque en mi caso era primeriza y por supuesto inexperta.
Hoy en día, ya con ocho años como mamá he conocido mamás de todo tipo. Hay una que dice mucho en las pláticas donde coincidimos “mis hijos no deciden si quieren ir a ballet o natación o tae kwon do por las tardes, ¡yo los llevo y ya, porque soy quien manda!”, así el tono en modo rudo y de ‘me vale lo que opinen los demás’… incluso sus hijos.
Y si, esa mamá tiene todas las tardes de la semana con actividades para sus niños por las tardes incluyendo talleres deportivos y artísticos. Pero le he preguntado ¿a qué hora juegan?, ‘no juegan’ dice ella, ‘ya lo harán el fin de semana’.
Cada quien lleva el estilo de vida que prefiere, pero exprimir a los niños para que piensen que eres la madre perfecta no es sano para nadie.
Los niños tienen derecho a jugar con sus juguetes, a ser libres, a ver tele después de una mañana de escuela. Estoy a favor de las actividades extra escolares pero no a saturar todas las tardes de todos los días de la semana sin que los muchachitos tengan un respiro de ello.
Si tu niño hoy no quiso saludar a la vecina, sonreír a su maestra, o darle gracias al mesero que los atiende considera que puede ser algo tan sencillo como que no está de humor. A los adultos nos pasa todos los días y eso no nos convierte en personas mal educadas, ni a ellos en niños imperfectos.
Como mamás no debemos hacer que los niños sean tan competitivos, los más guapos o las más bonitas, el campeón de futbol o los niños perfectos. Pero si hacerles comprender que cuando insistimos en algo lo hacemos porque es bueno para él y para la vida, no para que sean perfectos y que a la vez la gente nos vea como las ‘madres perfectas’.
¿Qué consideras un hijo perfecto?
Foto Via
Post escrito por Any Fuchok y publicado originalmente en Disney Babble Latinoamérica.
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