Me sentí a punto de morir en un Sanborns

A las ocho de la noche del sábado mi esposo me sugirió ir a comprar un DVD. Llegamos a la tienda y le digo, “Por favor, ve si hay un cambiador de pañales en el baño de hombres para que tú cambies al bebé porque yo también quiero pasar al baño”. “Ok”, me respondió el.

Subimos las escaleras, el entró al baño y no encontró cambiador, “Esto es discriminación -le dije-, ¿que pasaría si vinieras solo con el niño?, no tendrías dónde cambiarlo… bueno, pásamelo, yo lo cambio”.

Me dió a mi pequeño de 8 meses y me dirigí al baño, al entrar ví a una mujer que se cepillaba los dientes con una fuerza extrema, ella estaba en el primer lavamanos casi junto a la puerta.

Esta mujer era pequeña como de 1.50, cabello negro lacio agarrado en una cola de cabello a la altura de los hombros; no traía maquillaje, usaba jeans, una camiseta de algodón y sobre ella un chaleco como para el frío, tipo marinero, de los que parecen forrados en plástico y costuras.

Pasé junto a ella y solo la volteé a ver un segundo porque me llamó la atención que restregaba muy fuerte el cepillo en sus dientes, mientras me dirigía al fondo del pasillo donde se encontraba el cambiador, para eso le iba hablando a mi hijo “ahorita te voy a limpiar mi amor, ya vas a estar limpiecito, etc”.

Paso seguido, acosté al niño en el cambiador y mientras le ponía le cabeza en la base le conté “una, dos y tres, muy bien hijo, quédate quietecito…” cuando escucho que dicen: “¡CÁLLESE!”, giro en ese momento y volteo a ver a la mujer que estaba a mis espaldas y le digo:

¿Perdón? ¿Es a mí?

¡QUE SE CALLE LE DIGO!!- Me respondió con una voz tan fuerte como autoritaria-. ¡AQUÍ NO ESTAMOS EN COLOMBIA DONDE LAS MADRES SE ENAMORAN DE SUS HIJOS! –me replicó-.

Pero quién es usted para callarme – le respondí-.

Y que se voltea iracunda y me contesta con un estruendo:

– ¡PUES NI MAS NI MENOS QUE SOY POLICIA! Y SI NO TE CALLAS NO VAS A SALIR DE ESTE BAÑO –me sentenció.- ¿VES ESOS ESPEJOS? SON DE VIDRIO, PUES CON ESOS…!

En ese momento empecé a temblar y pasaron mil cosas por la cabeza, ya que no había nadie en ese baño, solo ella, mi hijo y yo, eran las 8.15 de la noche aproximadamente, mi esposo estaba en el baño de junto… pensaba: “Dios mío si esta mujer me hace algo mi hijo se puede caer del cambiador y lastimarse”, en eso mi bebé se puso a llorar por los impactantes gritos que daba la mujer, o quizá le transmití mi miedo, aún lo sigo pensando… lo único que hice en ese momento fue decirle al niño, “ya hijito, cálmate, no pasa nada, ya, ya”, le di la espalda a esa mujer y me quedé callada.

Mientras cambiada al niño pensaba en la mochila que estaba junto a ella, si esa mujer era guardia de seguridad de la tienda debería ir uniformada y no lo estaba, quizá entonces era una guardia de otra de las tiendas y pasó a cepillarse los dientes, la mujer se veía agresiva, y puedo creer que traía una pistola en su mochila porque traía una especie de cinturón donde se cuelgan pero vacío…

Me dediqué a cambiar al niño en silencio pero temerosa, y pasaron como 30 segundos, como no escuchaba ruido, volteé con todo el miedo y vi que ya no estaba, “debe estar en un cubículo” pensé, dejé pasar otros 30 segundos y como seguí sin escuchar ruido entonces llamé a mi marido, que ya debía estar esperándome en la puerta del baño.

Llegó de inmediato y me dice
“¿Que pasó?”
¿No viste bajar a la mujer que me estaba gritando?
No, ¿cuál mujer? – me respondió preocupado.

En ese momento salí del baño y bajamos las escaleras mientras le explicaba lo sucedido, comencé a buscar con la mirada a la mujer y nada, no aparecía. Me dirigí a buscar al gerente de la tienda para explicarle… solo encontré a un sub gerente y le expliqué todo lo que pasó, y que me responde:

Si la vuelve a ver por aquí avíseme, para que la saquemos de la tienda.

¿Que qué? ¿Solamente sacarla de la tienda? Si esa mujer me hubiera hecho daño a mi o a mi hijo no hubiera pasado nada, ni si quiera tuvieran un registro porque en el baño no hay cámaras ni un guardia de seguridad.

Ya ni siquiera me puede concentrar en la compra porque me daba miedo encontrarme a esa mujer de nuevo, ya me imaginaba que mientras buscaba la película se me iba a acercar por detrás y lastimarme o quién sabe, quizá hasta robarme a mi hijo era lo que buscaba en el baño mientras me gritaba.

Esa noche ya no pude estar tranquila, lo poco que cené me cayó mal, sentí que nos seguía una camioneta, hasta escuchaba ruidos dentro de mi casa, creo que me quedé un poco en shock por más que trataba de estar tranquila, por mi bien y por el de mi familia.

Me quedaron varias preguntas sin respuestas:

– ¿Porque me mencionó a Colombia, si yo no soy colombiana?
– ¿Porqué le molestó tanto que le estuviera hablando a mi hijo?
– ¿Porqué amenazó con hacerme daño?

Voy a mandar una carta al Sanborns.

Estoy indignada, porque cuando le expliqué aún con miedo y temblando al sub gerente, lo único que me respondió fue “señora, es que no podemos hacer nada porque estos son baños públicos y puede entrar cualquier persona, no mantenemos cámaras de registro ni seguridad en ellos”. ¿Increíble no? Pero por toda la tienda si tienen sus camaritas!

Ya para terminar, solo les pido que en la medida de lo posible no entren solas con sus niños a los baños, ya no solo del Sanborns si no de todas las tiendas, o que las esperen cerca de la puerta.

Ni un disculpas, ni un lo siento. Espero que pronto pongan más seguridad en este tipo de empresas donde vamos familias completas.

Foto Canva

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